La FA vive su hora más oscura

Desde el inicio de sus reglas en 1863, el fútbol inglés no había pasado las de Caín como lo es ahora, en el pasado los clubes británicos estaban en la élite del balompié, equipos como el Manchester United, Chelsea y Liverpool formaban parte de unos cuartos de final de las competencias europeas sin hablar de finales y hasta títulos levantados demostrando que el que inventó el juego era el que lo dominaba, una tesis que está cada día más lejos.

No sólo los equipos domésticos la pasan mal sino que su selección ya no es ni temida ni mucho menos respetada desde que Bobby Charlton se pusiera los cortos cuando levantó la Jules Rimet en 1966, acaso el futuro del fútbol inglés murió en los génes de los de la plantilla del Manchester United cuando trágicamente murió en ese accidente de Munich.

Jugadores como Lampard, Gascoigne, Shearer, Owen, Gerrard, Scholes, Beckham, Cole ya no están en los titulares de la prensa deportiva, sino en temas de despedida, de colgar los botines o para ser un poco más cruel, en temas que involucran el dinero que han hecho en su vida deportiva o en las pasarelas de alguna marca importante de moda.

 Para colmo de todo esto, las franquicias más importantes ya no son dominadas por ingleses, por el contrario magnates rusos, árabes y estadounidenses son los que los manejan, razón por la cual me hace pensar, que saben estas nacionalidades de balompié sino tienen una historia fructífera de este deporte en su currículum, están más involucrados en hacer dinero con petróleo que saber como se mueve el balón.

 En la actualidad, Inglaterra ha dejado de ir a eurocopas, citas mundialistas y este jueves ha terminado de llegar al fondo con la pésima actuación de sus divisas; primero fue el Liverpool en decir adiós cuando a manos del Basilea perdió la oportunidad de llegar a octavos de final de la Champions y por falta de ideas terminó su ridícula actuación ante el Besiktas en la Europa League en una segunda oportunidad que ni por lástima aprovecharon.


No contemos al Manchester United que ni fue a Europa, a pesar de tener todo el dinero del mundo, pero este no compra talento ni sacrificio, El Tottenham fue eliminado de manera muy sencilla en la ronda de grupos de la Europa League donde ni el ciudadano Harry Kane pudo salvarlos de la debacle; El Everton fue uno de los equipos que más tenía oportunidades de pasar en la Europa League después de haber vencido 2 por 1 en Goodison Park ante el Dinamo de Kiev pero los ucranianos en su estadio limpiaron el césped destrozándolos con un 5 a 2 (6-4 en el global).

Si el dicho del dinero no compra la felicidad fuese cierto, realmente no han visto al Manchester City que es uno de los equipos más importantes en su torneo local pero en Europa siguen siendo lo que eran antes de que llegara el jeque, una divisa de mitad de tabla; una vez más cayeron ante el Barcelona en octavos de final y gracias a Hart no salieron de Catalunya goleados y humillados por una táctica pusilánime de Pellegrini que no sólo le tiene miedo a los culés sino que no sabe descifrarlos.

Una desgracia fue lo que pasó con el Arsenal, en el estadio Luis segundo en el principado de Mónaco que a pesar de haber ganado con goles de Giroud y el gales Ramsey en el partido de vuelta se quedaron en la puerta de los cuartos de final de la Champions por el resultado de la ida donde en su feudo, el Emirates, perdieron 1 a 3 por unos contragolpes letales del equipo dirigido por Leonardo Jardim.
  

Pero lo más trágico de todos los clubs británicos ocurrió con Mourinho, odiados por unos respetado por otros y sus blues que por un cabezazo de Thiago Silva en el segundo tiempo suplementario de la prorroga quedó fuera de todo sueño europeo ante los franceses del PSG, que humillación más grande para un inglés que dos franceses los hayan eliminados; en un partido cargado de polémica donde Koepers, el árbitro holandés, se hizo protagonista sacando a Zlatan Ibrahimovic por una leve falta a Oscar en el minuto 30 y por no haber echado a Diego Costa después de una entrada por detrás a Thiago Silva en el final del segundo tiempo o por haber empujado a Marquinhos y enviarle un saludo a su madre en otra jugada.










Lo cierto es que esos episodios de los dos goles en un minuto ante el Bayern Munich en el 98, así como Scholes levantanto la orejona cuando vencieron al Chelsea en penales o cuando Di Matteo guió a los blues a una copa europea con una extraña pero efectiva forma de jugar, ha quedado en el retrovisor de los fanáticos. Háganse un recuento piensen en un club británico exitoso que tenga más de 5 jugadores de esa nación. Señores ingleses, el fútbol es dominado por gente de pequeña estatura ya el ser alto no es una estrategia ventajosa, el balompie cambió y es tiempo de que ustedes también lo hagan.

Mario Alberto González   
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