El Barcelona, con pie y medio en Berlín.
No hay otra manera de decirlo. El resultado que le endosó el conjunto culé al alemán se presta para la aseveración. Es increíble como jugadores de carácter legendario pueden cambiar los hilos de un partido, sólo al descuidarse el contrario.
El encuentro prometía mucho, además de llevar impreso mucho morbo. Por una parte Guardiola volvía a su hogar, donde construyó su legado. Además volvía Thiago y se enfrentaban una vez más los argentinos Mascherano y MESSI (en mayúsculas, sería una falta de respeto si no) contra los germanos campeones del mundo. Querían su deseada revancha.
Comenzaron con un ritmo sumamente acelerado, el balón de a ratos de los culés y de a otros de los de Baviera. Como era de esperarse fue bastante igualado y liberó esporas de fútbol atractivo. El Barca superior en la primera mitad, muy cerca de adelantarse de no ser por un gigantesco Neuer y el Bayern asustando como podía, con un Lewandowski haciendo daño en las bandas.
Lo que si es indudable es que el visitante se plantó extraordinariamente bien en la defensa. Llegaron a ser un conjunto rígido y engorroso de atravesar. Pep es inteligente, sabía que de jugar de frente le llenarían la canasta.
El Barca apretó y apretó. Los alemanes, con su fórmula de contraataque inquietaron en más de una ocasión aunque con poca claridad a Ter Stegen. El encuentro se calmó y la angustia empezó a llegar tanto en el estadio como en los jugadores. Neymar perdió los estribos contra el arbitro y Muller lo siguió (aunque no le cueste tanto perderles).
Con el devenir de los minutos, era sencillo darse cuenta que el conjunto de la ciudad condal estaba en búsqueda de un balón perdido, de un espacio que apareciese, de un último pase correcto para concretar las acciones.
Afortunadamente para los aficionados locales, cuentan con un comodín que siempre aparece en momentos de crisis, en tiempos pesados dentro de los 90. Tienen la fortuna de tener en sus filas al jugador más sorprendente que su servidor ha podido observar: Lionel Messi.
Cuando todo se ponía gris para los azulgrana, cuando había un olor a empate y de maniobra bávara a domicilio concretada, Leo se dio cuenta del déficit del último pase y decidió probar con furia desde afuera. Al palo de Neuer, nada que hacer para el sublime arquero alemán.
Con el partido 1-0, el visitante se desconcentró y dejó espacios. Messi no estaba satisfecho con su latigazo, quería una real venganza por la copa del mundo. Entró al área y frente a Boateng enganchó hacia la derecha burlándolo completamente, tanto así que este se cayó ridículamente al suelo. Acto seguido y como si fuese un partido de niños, bañó al arquero campeón del mundo con su pierna "menos hábil".
El Camp Nou era un clamor, las ovaciones a Messi siguieron por los minutos siguientes, un argentino que le debe todo al Barca y el Barca todo a el. Espacios abiertos, pase del astro rosarino al brasileño Neymar, que sin presión definió frente al portero del Bayern, dejándolo una vez más en ridículo.
Cara al suelo de Guardiola, muchas cosas que hacer para la vuelta en 6 días. El planteamiento del conjunto de visita fue magistral, casi perfecto de no ser por Messi. 3-0 inesperado que cosecha el Barcelona, ventaja casi definitiva para ir pensando en las calles de Berlín.
Miguelangel González.
El Barcelona, con pie y medio en Berlín.
Reviewed by Paleta de ajo
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5:00 p.m.
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